Prana y respiracion en el Yoga
Hasta ahora hemos tratado los principios fisiológicos y prácticos de los fundamentos de la respiración, desde un punto de vista occidental y científico. La enseñanza del yoga tiene además otras esencias para llevar a cabo el proceso respiratorio: el antiguo conocimiento del Prana. Si las pruebas científicas no son suficientes para demostrar la autenticidad de esta enseñanza, los yoguis pueden hacerlo con la dominación que tienen de su fuerza física y mental. Este hecho ha sorprendido y asombrado a los occidentales en reiteradas ocasiones. Los maestros de yoga ven en la naturaleza una energía superior: el Prana. Esta es una palabra que proviene del sánscrito y significa «principios universales de la energía»; principios activos de la vida, que son los creadores de todo, que dan vida a todo y al mismo tiempo lo transforman; la fuerza de la vida, que se manifiesta en el universo; «energía cósmica de la vida» según Boris Sacharow, «respiración, vida y vitalidad» para B.K. Iyengar. Muchos tienen una idea equivocada: con el Prana no se alude a Dios o al principio creador —para ello los yoguis tienen otra palabra—, sino al aspecto dinámico de la vida. Prana es la totalidad del universo activo que posee energía.
¿Qué repercusión tiene el Prana en su vida?
El Prana influye tanto física como psíquicamente. Cuanto más Prana eficaz tiene uno y cuanta más armonía produce, el hombre es más vital, sano, eficaz y alegre. El Prana es un campo de fuerza vital que se va transformando. Su fuerza y dinamismo cambia según la obtención de energía, por ejemplo, en la forma del cuerpo, sentimientos y fuerza mental. El Prana se asimila a través de la respiración, luz, sol, alimentación y consciencia. La actitud consciente produce un desarrollo del nivel sensible, es decir, —tengo suficiente Prana o no—, la fuerza o la debilidad, la elasticidad o fatiga, la salud o enfermedad, la desgana o energía en el trabajo. Si nuestro cuerpo no ha almacenado suficiente Prana, no podremos protegernos de las enfermedades. El Prana actúa como una envoltura protectora que se encuentra en el cuerpo, pero también en los nervios, el calor corporal y la vitalidad. La psique, es decir, los sentimientos, concentración, deseos, etc., actúan como una fuerza vital.
Además necesitamos permanentemente el Prana y debemos recargarlo periódicamente.
Con la práctica del yoga obtenemos con cada respiración no sólo una mezcla de gases sino también de Prana. La respiración permite disfrutar de un Prana permanente a partir de este proceso elemental. Si realizamos una incorrecta respiración obtendremos un abastecimiento insuficiente y una pérdida de actividad. La radiación solar es el origen del Prana. De este modo se comprende la dependencia que tiene el hombre del sol. Pero una absorción excesiva de Prana, a través de intensivos tratamientos solares demasiado largos, puede ser nociva. Es decisivo encontrar la armonía con la energía. También se puede tomar energía mediante la alimentación, el calor y el aroma.
La alimentación no es otra cosa que una forma de obtención de Prana. El abastecimiento de Prana a través de la alimentación requiere, sin embargo, un considerable esfuerzo por parte del cuerpo para transformar esta energía. El abastecimiento de Prana disminuye si no se tiene una suficiente influencia directa del sol, por lo que el Prana obtenido a través de la respiración sólo será suficiente para abastecer las funciones básicas del cuerpo.
¿Qué quiere decir la palabra del sánscrito «Pranayama»? Boris Sacharov dice en su libro Yoga aus dem Urquell: «Esta palabra significa tensión (ayama), la energía vital cósmica (Prana)». B.K. Iyengar dice en Licbt auf Yoga: «Pranayama es el control del ritmo de la respiración», el cuarto nivel del sistema de Radja Yoga. Con ello se consigue el dominio de la energía vital. El concepto de Pranayama se utiliza en los ejercicios respiratorios de yoga no sólo como una forma de respiración natural, sino que ésta también debe ir acompañada de una actitud consciente para que se pueda dominar y guiar el Prana. Iyengar dice que ayama es «expulsión y control, detención, restricción». También en este sentido se entiende la palabra Pranayama como control de la energía de la vida. Los yoguis piensan que mediante el dominio del proceso respiratorio el hombre puede conscientemente dominar, guiar y controlar la energía como desee, y de esta forma, gobernar y guiar los impulsos y efectos del subconsciente, la fuerza vital e incluso las funciones vegetativas, los sentimientos o los pensamientos. Para alcanzar este dominio se debe seguir una práctica del yoga al menos durante una década. En occidente sólo se ha cruzado la barrera de la posibilidad de ejecutar correctamente los ejercicios. El poder alcanzar una pequeña influencia sobre la energía, el alma o la capacidad de concentración es algo que todavía está muy lejos.
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