Radja Yoga
La esencia de la concentración radica en la asociación de la energía del sujeto y del objeto motivo de la concentración. En la concentración se acumula energía, se produce un flujo de energía entre el yo y el objeto de la concentración y ambos se asocian. El objeto de la concentración puede tener un movimiento propio superior al del sujeto, que se comunica con el propio movimiento del sujeto. La consecuencia de todo ello es la obtención de una mayor consciencia. En este sentido, yoga y concentración son la misma cosa.
Una concentración puntual origina, mediante la separación y supresión consciente, las asociaciones, resonancias, valoraciones e identificaciones habituales con la capacidad de la consciencia anterior a la inconsciencia. Cada impresión produce un movimiento de la sustancia del pensamiento. Mediante el yo personal se origina una reserva de energía proveniente de las resonancias firmes de la inconsciencia. Existen transformaciones de la energía de las experiencias acumuladas, que son activadas y emergen, ocasionando movimientos. Estas transformaciones refuerzan e incrementan los movimientos existentes de la sustancia del pensamiento y así los pensamientos ganan fuerza. Las impresiones son ahora, como la resonancia inconsciente, demasiado variadas, poco claras u opuestas a la finalidad.
APRENDIZAJE DEL RADJA YOGA
El movimiento de la sustancia del pensamiento puede aumentar tanto y de forma tan desordenada que la excitación mental puede llevar a una confusión. Entonces se desarrolla una gran cantidad de energía, como los recuerdos, proyecciones, esperanzas, deseos o miedos. Éstos transmiten al cerebro, a los nervios y al sistema de glándulas endocrinas un exceso de movimientos mentales en la zona de los sentimientos y en el cuerpo. Por tanto, se produce una excitación mental y corporal con los típicos síntomas de contracciones musculares, un aumento de los latidos del corazón y de la circulación sanguínea, una respiración más agitada y reacciones psíquicas.
Todo ello refuerza la intranquilidad en la sustancia del pensamiento e impide la concentración, distinción y conocimientos en un momento preciso. El impulso del cerebro es muy desordenado, disperso, y se debe realizar un gran trabajo de ordenación y entendimiento para poder llegar a conocerlo. Además, la excitación ya no es consciente. Algunos entrenamientos provocan un enorme despliegue de energía y cargan también el medio ambiente, sin solucionar el problema y superar las dificultades que esto conlleva. Además, no tiene sentido desarrollar una energía estable a través de la concentración. Regularmente se deben realizar ejercicios de Hará, relajación, respiración, Hatha Yoga y concentración que proporcionen una buena condición general, despejen la mente y el cuerpo, produzcan un control de uno mismo, seguridad y capacidad de reacción. Con el tiempo se puede, a través de la concentración, incluso en situaciones difíciles, utilizar la energía vital de forma inteligente para poder regular los pensamientos incontrolados y la agitación que ellos producen.
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